Los mininos pueden resultar incomprendidos cuando su personalidad es inconformista, independiente y arisca, pero todo ello suele obedecer a su naturaleza felina cazadora

Las personas que conviven con gatos también lo hacen con sus peculiaridades, que no siempre son entendidas y suelen sorprender. Pero esas aparentes manías y rarezas tienen más sentido de lo que parece. En España hay 5.589.000 gatos domésticos, según el estudio del año 2021 de la Federación Europea de Alimentos para Animales de Compañía (FEDIAF). Cada animal tiene su propia personalidad, pero los felinos tienen en común algunos comportamientos, como abrir las puertas de casa. La insistencia del gato es ilimitada a la hora de llamar a una puerta cerrada y las razones para hacerlo pueden variar. “Porque perciben que su territorio disminuye, para llamar la atención o debido a que tienen curiosidad por lo que hay detrás”, explica Elena García, veterinaria, especializada en medicina del comportamiento de Ethogroup y Vetbonds.

Esta no es la única rareza gatuna con explicación. García destaca otros comportamientos felinos que no todos entienden, pero que tienen mucho sentido.

A los gatos les gusta la altura y tienen la capacidad de percibir el espacio de forma tridimensional. Buscan la altura en los muebles u otros espacios de la casa como forma de controlar y explorar su territorio, que en los pisos urbanos suele ser reducido, por lo que conviene enriquecerlo con accesorios, como los específicos para gatos que tienen varias alturas. Así, dan rienda suelta a su naturaleza exploradora y curiosa.

Quienes conviven con un gato pueden experimentar que en alguna ocasión mientras están acariciándolo surja un rechazo inesperado y súbito que se traduce en algún mordisco o arañazo. El sentido de este comportamiento, que suele acarrear a los felinos fama de ariscos, se debe a que, en general, tienen una tolerancia relativa a las caricias. Por eso, conviene dilucidar si el animal está receptivo a la interacción en ese momento y respetar su espacio si solo quiere estar al lado, pero sin que se le toque.

Los felinos suelen subir al ordenador cuando está caliente o se acomodan donde hay un rayo de sol. La explicación es que su remoto ancestro es el gato salvaje africano Felis silvestris lybica, por lo que tienen una alta tolerancia a las altas temperaturas y buscan el calor en cualquier lugar.

Un animal salvaje adaptado al ámbito doméstico

Uno de los atractivos de los gatos es que mantienen su halo indómito. “El comportamiento de los gatos domésticos es una adaptación al contexto humano de las conductas normales y necesarias de su ancestro salvaje africano para sobrevivir en libertad”, afirma Juan Argüelles, veterinario en Ethoclinic Valencia y profesor asociado de la Universidad Cardenal Herrera. Él menciona otros comportamientos felinos que suelen sorprender:

Una de las conductas que suele descolocar a las personas que conviven con mininos es la obsesión del animal por solicitar alimento, aunque tengan lleno su comedero. El sentido de esta conducta obedece a las necesidades alimenticias de los gatos en libertad, que consisten en cazar entre cinco y seis piezas diarias. Su aparato digestivo está diseñado para comer pequeñas cantidades varias veces al día. Al trasladar esta situación al ámbito doméstico, se traduce en que el instinto depredador del gato se activa para conseguir su sustento, en este caso solicitar la atención de las personas que son sus proveedores. Para adaptar el patrón de comportamiento del animal en su entorno natural se le pueden ofrecer juguetes o actividades donde tenga que movilizarse para conseguir la comida, como accesorios donde guardar algo de pienso o comederos en diferentes lugares que estén dispuestos en varias alturas.

Un clásico del comportamiento gatuno que suele despertar simpatía y extrañeza es la denominada conducta del amasado. La lleva a cabo cuando es un cachorro lactante para estimular las mamas y se mantiene en contextos de relajación, como antes de acomodarse para dormir.

Dormir muchas horas durante el día y activarse durante las horas de descanso nocturnas es una de las conductas de los gatos domésticos que resulta menos adaptativa. En estos casos, el animal solo obedece a su naturaleza biológica de cazador nocturno. En general, se adaptan a los ritmos diurnos de las personas con las que conviven, pero conviene dejarles juguetes si se quedan solos durante el día para que gasten más energía y duerman mejor por la noche.

El gusto de los felinos con los juguetes es sorprendente y peculiar. Resulta habitual que desprecien el regalo lúdico elaborado y elijan cualquier objeto sencillo que encuentran por la casa, como un simple hilo o un papel. Los gatos quieren algo que se mueva porque juegan a cazar. Les gusta tener que moverlo ellos con la pata y si se trata de un objeto pesado no lo hacen con tanta facilidad, por lo que pierden el interés.

Una vez más, el instinto cazador del felino determina su comportamiento en el ámbito doméstico y para cobrar su presa, primero tiene que ocultarse para acecharla. Por eso les fascina una caja de cartón o una bolsa donde esconderse.

 

Fuente: Carolina Pinedo (El País)