Los gatos tienen el vómito como mecanismo natural para eliminar el pelo que acumulan en su estómago al lamerse. Sin embargo, puede haber señales que indiquen que la expulsión del pelaje no está siendo lo suficientemente fluida: “Cuando el gato está decaído, inapetente, tiene dificultades para defecar, vómitos o tos frecuente”, enumera Onintza Aguado, directora técnica de la Clínica Veterinaria Montepríncipe de Madrid. El pelo en el estómago del felino es difícil de digerir: “Se enreda sobre sí mismo y los problemas vienen cuando no vomita o defeca con facilidad ese pelaje sobrante, que se va rodeando de minerales y puede alcanzar gran tamaño, produciendo obstrucciones o estreñimiento”, añade la veterinaria.

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Los gatos son animales muy pulcros y tienden a acicalarse mucho para mantenerse limpios. “Su lengua tiene unas espículas que arrastran el pelo muerto, lo enganchan, se lo tragan y ya no lo pueden escupir”, continúa la experta. Hay ciertas épocas del año en que el animal muda el pelaje, como en la primavera o el otoño, y puede acumular más pelo en su estómago. Aunque hay que tener en cuenta que no todos los mininos se asean por igual. “Es el caso de los que tienen problemas de movilidad articular o que padecen dolor y dejan de acicalarse”, añade la veterinaria, que menciona la diferencia entre los gatos domésticos y los que viven en el exterior con respecto al cúmulo de bolas de pelo en el estómago. “Los primeros suelen padecerlo más que los felinos que no son caseros, debido a que tienen una dieta distinta, basada en mordisquear plantas y comer pajaritos o lagartijas y al vomitar restos de plumas o huesos eliminan también con más facilidad el pelaje”.

La longitud del pelaje influye también en la frecuencia con la que vomitan bolas de pelo. Según un estudio realizado al respecto por la investigadora Marta Cannon de Oxford Cat Clinic, publicado en Journal of Feline Medicine and Sugery, un 73% de los gatos de pelaje corto nunca vomita bolas de pelo, un 17% lo hace una vez al año y el 10% restante, más de una vez a lo largo del trascurso anual. Según este estudio, en el caso de los gatos de pelo largo, un 43% nunca vomita pelo, un 31% lo hace una vez al año y el 26% tiene vómitos de manera más frecuente.

“Conviene conocer a nuestro gato para saber la frecuencia habitual con la que vomita bolas de pelo y ante cualquier cambio, consultar al veterinario para descartar problemas dermatológicos o digestivos”, advierte Marta Palmero, directora del centro madrileño Hospital Gattos y especialista en medicina felina. Ella distingue también varias situaciones con respecto al vómito de las bolas de pelo en los gatos, según el tamaño de estas: “Las pueden expulsar con facilidad o debido a su tamaño y longitud ocasionar problemas de salud, como lesiones en el esófago o no ser capaz de vomitar, lo que ocasiona obstrucción estomacal”.

Contribuir a que el felino pueda expulsar el pelaje acumulado en su cuerpo con facilidad es posible con pautas como las que recomienda la veterinaria Onintza Aguado:

 

A diferencia de las personas o de los perros, los felinos no se rascan cuando tienen problemas de salud en la piel, como en el caso de las alergias. “Cuando a un gato le pica el cuerpo, se lame. Su áspera lengua consigue apaciguar el picor. Solo en el caso de que le pique una zona inaccesible a su lengua, por ejemplo, en la cara, usará las patas para rascarse”, explica la veterinaria Marisa Palmero. A la hora de controlar si está expulsando adecuadamente o no las bolas de pelo, también hay que tener en cuenta que los gatos aumentan el lamido de su cuerpo en las zonas en las que tienen molestias: “Por ejemplo, un dolor crónico en el abdomen por la presencia de cálculos en la vesícula o en el páncreas, lo que les hace lamerse constantemente en esa zona”, señala la experta.

Close-up of a cat licking her back | Shot on Nikon V1 & Nikk… | Flickr

 

Fuente: El País